Espectacular ambiente en el José Amalfitani de Buenos Aires. Miles de aficionados de Peñarol se trasladaron hasta la capital Argentina para apoyar a los suyos en el partido que les enfrentaba a Vélez Sarsfield. En juego, una plaza para la final de la Copa Libertadores, donde ya espera el Santos de Neymar y Ganso. En el partido de ida, los uruguayos arrancaron una ventaja de un gol a cero que tenían que defender anoche frente a los claros favoritos.
El partido comenzó con una velocidad increíble. Contra todo pronóstico Peñarol se hizo con la pelota y abriendo mucho el campo conseguía dejar muy tocado a Vélez en los primeros minutos. Alejandro Martinuccio, el mejor de los carboneros, pudo marcar en el minuto 2 tras una buena jugada arrancando desde el medio campo pero Barovero, el portero de los argentinos, sacó una mano providencial. Maxí Morález, el mejor jugador de los locales, no se encontraba a sí mismo y estaba muy perdido escorado en banda izquierda. Peñarol le hacía sufrir en la defensa y en el ataque sabían muy bien cómo frenarle. A la media hora de juego llegó el primer gol para los urugayos, obra de Mier. Una buena definición tras una jugada soberbia una vez más de Martinuccio, que fue un continuo dolor de cabeza para Vélez. Ese gol fue el que hizo dar un paso hacia delante a Vélez y dar una hacia atrás a Peñarol. Los minutos que restaban para el final de la primera mitad fueron un agobio para los uruguayos. “Frasquito” Morález cogió las riendas del partido, ya jugando por el centro como a él le gusta. Papa apareció por el carrilizquierdo como un puñal jugada tras jugada y la movilidad del “burrito” Martínez puso en jaque a todo el combinado uruguayo, más aún con “el tanque” Silva fijando a los rivales. De una gran combinación al primer toque de estos cuatro llegó el gol de Vélez, obra de Silva, pero el árbitro decidió anularlo por fuera de juego, que era inexistente. La jugada, digna de hemeroteca. No bajó los brazos el equipo de Buenos Aires y pocos minutos después, en la prolongación de la primera parte, una falta botada por Maxi Morález se envenenó dentro del área creando el desconcierto rival, hasta que la mala salida de Sosa hizo que Tobio marcase un gol a puerta vacía. 1-1 y descanso. Aún seguían vivos los locales.
La segunda parte fue un monólogo de Vélez. Peñarol se metió atrás y buscó la contra. El “burrito” Martínez se echó el equipo a las espaldas y por derecha, por izquierda y por el centro hacía lo que quería con los rivales, pero nunca había ocasión clara de gol. Martinuccio, por su parte, seguía destrozando a la defensa rival a cada balón que cogía montando él sólo los contraataques de los carboneros. En una de esas jugadas, tras regatear a un rival en carrera con sombrero incluido, metió un pase horizontal fenomenal para que Olivera pusiera la tranquilidad, pero sólo, sin oposición, lanzó el balón arriba. En la jugada inmediatamente después, Silva aprovechó el desconcierto rival para poner el segundo de Vélez. Quedaba mucho tiempo y la remontada era posible. El partido continuó igual con Vélez teniendo la pelota pero sin ocasiones claras y con Peñarol intentando buscar la contra. Al final, una jugada de Juan Manuel Martínez que consiguió robarle la pelota a Darío Rodríguez y meterse entre dos rivales acabó con un penalti tonto, pero penalti a favor de Vélez. El “tanque” Silva iba a lanzar para culminar la remontada. Al fondo, la hinchada de Peñarol se unió y se abrazó buscando y rezando por el fallo del rival. Un resbalón inoportuno hizo fallar a Silva la pena máxima, que estaba más pendiente de la grada rival y de insultar a los uruguayos que de marcar. Ahí murió el partido. Quedaban quince minutos pero los argentinos estaban derrotados. Peñarol salió a la contra y buscó aguantar la pelota. Una jugada larguísima y con una calidad increíble fue la estocada final. El árbitró designó el final y los uruguayos montaron la fiesta. Habían conseguido entrar en una final años después. Los miles de seguidores carboneros se fueron felices y ahora buscarán volver a dar la sorpresa frente al Santos, cosa que se antoja muy complicada, sobre todo porque se juega a dos partidos y ellos juegan en casa primero, y porque este Santos parece imbatible.
Resumen del partido: http://www.youtube.com/watch?v=OvOhHBPF0R4
El partido comenzó con una velocidad increíble. Contra todo pronóstico Peñarol se hizo con la pelota y abriendo mucho el campo conseguía dejar muy tocado a Vélez en los primeros minutos. Alejandro Martinuccio, el mejor de los carboneros, pudo marcar en el minuto 2 tras una buena jugada arrancando desde el medio campo pero Barovero, el portero de los argentinos, sacó una mano providencial. Maxí Morález, el mejor jugador de los locales, no se encontraba a sí mismo y estaba muy perdido escorado en banda izquierda. Peñarol le hacía sufrir en la defensa y en el ataque sabían muy bien cómo frenarle. A la media hora de juego llegó el primer gol para los urugayos, obra de Mier. Una buena definición tras una jugada soberbia una vez más de Martinuccio, que fue un continuo dolor de cabeza para Vélez. Ese gol fue el que hizo dar un paso hacia delante a Vélez y dar una hacia atrás a Peñarol. Los minutos que restaban para el final de la primera mitad fueron un agobio para los uruguayos. “Frasquito” Morález cogió las riendas del partido, ya jugando por el centro como a él le gusta. Papa apareció por el carrilizquierdo como un puñal jugada tras jugada y la movilidad del “burrito” Martínez puso en jaque a todo el combinado uruguayo, más aún con “el tanque” Silva fijando a los rivales. De una gran combinación al primer toque de estos cuatro llegó el gol de Vélez, obra de Silva, pero el árbitro decidió anularlo por fuera de juego, que era inexistente. La jugada, digna de hemeroteca. No bajó los brazos el equipo de Buenos Aires y pocos minutos después, en la prolongación de la primera parte, una falta botada por Maxi Morález se envenenó dentro del área creando el desconcierto rival, hasta que la mala salida de Sosa hizo que Tobio marcase un gol a puerta vacía. 1-1 y descanso. Aún seguían vivos los locales.
La segunda parte fue un monólogo de Vélez. Peñarol se metió atrás y buscó la contra. El “burrito” Martínez se echó el equipo a las espaldas y por derecha, por izquierda y por el centro hacía lo que quería con los rivales, pero nunca había ocasión clara de gol. Martinuccio, por su parte, seguía destrozando a la defensa rival a cada balón que cogía montando él sólo los contraataques de los carboneros. En una de esas jugadas, tras regatear a un rival en carrera con sombrero incluido, metió un pase horizontal fenomenal para que Olivera pusiera la tranquilidad, pero sólo, sin oposición, lanzó el balón arriba. En la jugada inmediatamente después, Silva aprovechó el desconcierto rival para poner el segundo de Vélez. Quedaba mucho tiempo y la remontada era posible. El partido continuó igual con Vélez teniendo la pelota pero sin ocasiones claras y con Peñarol intentando buscar la contra. Al final, una jugada de Juan Manuel Martínez que consiguió robarle la pelota a Darío Rodríguez y meterse entre dos rivales acabó con un penalti tonto, pero penalti a favor de Vélez. El “tanque” Silva iba a lanzar para culminar la remontada. Al fondo, la hinchada de Peñarol se unió y se abrazó buscando y rezando por el fallo del rival. Un resbalón inoportuno hizo fallar a Silva la pena máxima, que estaba más pendiente de la grada rival y de insultar a los uruguayos que de marcar. Ahí murió el partido. Quedaban quince minutos pero los argentinos estaban derrotados. Peñarol salió a la contra y buscó aguantar la pelota. Una jugada larguísima y con una calidad increíble fue la estocada final. El árbitró designó el final y los uruguayos montaron la fiesta. Habían conseguido entrar en una final años después. Los miles de seguidores carboneros se fueron felices y ahora buscarán volver a dar la sorpresa frente al Santos, cosa que se antoja muy complicada, sobre todo porque se juega a dos partidos y ellos juegan en casa primero, y porque este Santos parece imbatible.
Resumen del partido: http://www.youtube.com/watch?v=OvOhHBPF0R4
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