El equipo entrenado por Allegri se ha proclamado campeón de la Serie A a falta de dos jornada. Se ha visto favorecido por la mala primera vuelta del Inter y por los fallos a última hora del Nápoles que durante gran parte de la temporada estuvo peleando con el equipo rossonero.
En un campeonato cada vez más soso, donde el mejor fútbol quizá lo haya puesto el Udinese (personalmente espero que entre en Champions la próxima temporada, contra equipos que no se cierren atrás puede dar mucho juego), el equipo milanista ha sabido solventar sus encuentros a base de empuje y poco juego. Se ha valido en gran parte de la temporada de la eficacia del tridente ofensivo integrado por Ibrahimovic, Cassano y Robinho, con Pato como actor secundario debido a su lesión (pese a ello es el máximo goleador del equipo junto con Ibra; 14 goles cada uno).
El cedido Boateng no ha tenido la calidad de hacer circular la pelota como Pirlo, prácticamente inédito esta temporada, pero sí le ha aportado físico al trivote del Milan, con Gatusso y Van Bommel como compañeros de baile en la segunda parte de la temporada. El canterano Merkel es la mejor noticia para un medio del campo carente de jugadores creativos.
En defensa Abbiati y Thiago Silva han sido los únicos fijos; Nesta (35 años) se ha alternado la titularidad con Bonera (29 años) y Yepes (35 años) ha sido la tercera opción para la posición de central, en la que apenas ha tenido oportunidades el griego Sokratis Papastathopoulos (joven central fichado del Genoa con la idea, en teoría, de que fuera el relevo de Nesta). Zambrotta perdió la titularidad en el lateral derecho en beneficio de Abate, interior derecho francés de 24 años reconvertido por las circunstancias. En la izquierda Luca Antonini apenas tuvo competencia en la primera vuelta, pero se fichó en invierno a Didac Vilà del Espanyol y al holandés Urby Emanuelson sin que ninguno llegara a convencer al técnico que ya ha atado a Taye Taiwo para la próxima temporada.
Dicho esto hay que felicitar a los campeones y pegar un tirón de orejas a la Serie A. Por el bien del fútbol italiano debería cambiar bastante para resultar más competitiva y atractiva para el resto de Europa.