Corrían las nueve y media de la noche en Egipto (hora local), cuando comenzó a disputarse en la ciudad mediterránea de Port Said, al noreste del país, el partido que enfrentaba a Al Masry y a Al Ahly. El equipo visitante, proveniente de El Cairo, es el equipo más potente del país, reconocido como el mejor del siglo XX en el continente por la Confederación Africana.
El partido era de alto riesgo, ya que según señala el director del estadio, Mohamed Yunis, "desde la semana pasada los ultras de ambos equipos se calentaron en las redes sociales". Desde el comienzo del encuentro, los hinchas del Al Masry amenazaron de muerte a los seguidores y jugadores rivales según explicó un testigo presencial.
El partido finalizó con un resultado favorable al equipo local, que ganó por 3-1, y en el mismo instante en que el árbitro pitó el final, unos 13.000 seguidores del Al Masry invadieron el campo y corrieron tras los jugadores del equipo visitante, lo que derivó en un enfrentamiento entre las dos hinchadas. Los jugadores lograron refugiarse en los vestuarios. El público, en cambio, se vio sumergido en una estampida que se generó y que provocó múltiples aplastamientos o asfixias. El resultado de esto fueron 74 muertes y más de mil heridos.
Según la televisión local, la gente del Masry acorraló a la del Ahly e hizo una carnicería con cuchillos y botellas. La mayor parte de los cadáveres mostraba impactos en el rostro, heridas y hemorragias internas. Además, según el Ministerio de Sanidad, un número indeterminado de personas murió por caer desde la grada. Entre las víctimas también hay policías.
Una de las causas por las que se generó este caos, fue la impasibilidad de la policía y el Ejército. Según declaró Yunis, director del estadio, "Los policías no actuaron porque tenían miedo, se limitaron a mirar porque temían que los lincharan", También ha dicho que "en el estadio todavía quedan restos de la batalla campal con botellas, sillas arrancadas y zapatos en el césped". Por último, adelantó que el fiscal acudirá en breve a las instalaciones deportivas para iniciar la indagación.
El Gobierno ordenó la suspensión del resto de los partidos de la jornada, entre ellos el que debían disputar en El Cairo el Ismailiya y el Zamalek, rival ciudadano del Ahly y segunda mayor entidad futbolística egipcia. Seguidores del Zamalek no aceptaron la orden gubernativa y se entregaron también a la violencia. Testigos presenciales dijeron que había incendios dentro del estadio y en sus inmediaciones y que numerosas personas protagonizaban incidentes por las calles. La federación egipcia ha suspendido “indefinidamente” la Liga nacional y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto ha anunciado tres días de luto oficial en todo el país.