En la noche de ayer debutaba la selección favorita para ganar el Europeo Sub 21, la española. Y lo hacía frente a los ingleses. El resultado final fué de empate a un tanto. A simple vista, el resultado puede parecer no ser del todo malo, ya que jugabamos contra el otro favorito para llevarse el torneo. Por tanto, se trataba de una final anticipada. Pero viendo como se desarrolló el partido, da la sensación de que España se dejó empatar un partido que de sobra tenía ganado.
Mientras tanto Inglaterra se encerraba atrás, juntando filas y replegándose bien. Si algún jugador destacó por su parte fué, sin ninguna duda, la pareja de centrales formada por Smalling y Jones. Su juego se basaba en eso, en evitar encajar más tantos y esperar a la jugada al contra golpe que les diera la opción de igualar el partido, confiando en que sus hombres de arriba transformasen esa jugada en gol. Y así fué. Una jugada espectacular del lateral Walker sirvió para que el delantero del Sunderland Welbeck pusiera las tablas en el marcador en posición de fuera de juego.
El seleccionador, Milla, apostó por un once inicial en el que solo existía un delantero, el deportivista Adrian. De esta manera, prefería cargar el medio campo con más jugadores y dar libertad a hombres como Mata o Jeffren para que se movieran a su antojo por la zona de tres cuartos. El resultado fué bueno, ya que España dominó de principio a fin el encuentro, con una posesión muy elevada.
La Rojita se adelantó en el minuto 14 gracias a un tanto de Ander Herrera que remataba un corner lanzado por Thiago. Este gol levantó la polémica, ya que el ex zaragozista se ayudó con la mano para introducir el esférico en la red. Ante esto, cabía esperar la reacción de Inglaterra yendo en busca del empate. Pero tal reacción no se produjo, y la selección española, liderada por Javi Martínez en la medular, seguía tocando y tocando el balón. El control era total, los ingleses no daban ninguna sensación de peligro, y a penas tuvo que actuar en el encuentro el guardameta De Gea. Pero a España le faltaba profundidad, ambición para matar el partido con un segundo gol. Las posesiones eran largas y fluidas, sin embargo, le faltaba verticalidad al conjunto español. Este pequeño defecto es, según mi punto de vista, la única diferencia entre la selección Sub 21 y la selección absoluta, la falta de ir a por más goles y fabricar ocasiones constantes. De hecho, al margen del gol, España no gozó de muchas ocasiones de gol.
Mientras tanto Inglaterra se encerraba atrás, juntando filas y replegándose bien. Si algún jugador destacó por su parte fué, sin ninguna duda, la pareja de centrales formada por Smalling y Jones. Su juego se basaba en eso, en evitar encajar más tantos y esperar a la jugada al contra golpe que les diera la opción de igualar el partido, confiando en que sus hombres de arriba transformasen esa jugada en gol. Y así fué. Una jugada espectacular del lateral Walker sirvió para que el delantero del Sunderland Welbeck pusiera las tablas en el marcador en posición de fuera de juego.
Asi pués, La Rojita terminó su primer encuentro con la cabeza gacha, porque consiguió un empate con sabor a derrota. Pero ahora no es momento de lamentos, no hay nada perdido, es más, fijensé como empezó el año pasado la absoluta su participación en el Mundial de Sudáfrica. La cabeza hay que ponerla en el choque que nos enfrentará este miercoles a la República Checa, selección que venció ayer por 2 a 1 a Ucrania. Por tanto, los hombres de Milla están practicamente obligados a ganar para no pasar apuros en la última jornada. Por su calidad y su juego desplegado no dudamos de que lo conseguirán.